Con la edad, la piel del rostro va perdiendo su atractivo. Su elasticidad y firmeza se reducen, aparecen arrugas y pliegues. Esto se debe a que el cuerpo deja de producir colágeno y elastina en las cantidades adecuadas, es decir, la piel pierde tono.
La industria de la belleza ha descubierto un gran número de formas de mantener el rostro joven. Los esteticistas usan inyecciones, láseres, ultrasonidos e incluso luz. En algunos casos, los especialistas combinan con éxito varios métodos, mejorando la eficacia del procedimiento. Un buen ejemplo de ese tipo de combinación es el lifting facial por radiofrecuencia con agujas.
El lifting facial por radiofrecuencia con microagujas es una combinación única de dos tecnologías: las microagujas y el lifting por radiofrecuencia. Cuando se realiza un lifting clásico con radiofrecuencia, la piel se calienta con ondas de radio, lo que estimula la producción de colágeno y elastina. Sin embargo, el procedimiento no puede afectar a las capas profundas de la piel. Pero si a la energía de las ondas se añaden punciones microscópicas, el efecto rejuvenecedor se multiplica. De esta manera, la energía térmica de las ondas de radiofrecuencia puede penetrar hasta una profundidad de 3,5 mm. Además, los microtraumatismos de las agujas estimulan los procesos regenerativos e iniciarán el proceso de renovación de la piel.